Una frase aplicable a las empresas familiares que buscan profesionalizarse en el entorno competitivo actual. El desarrollo de estas organizaciones depende de su capacidad para adaptarse y cambiar. Estudios recientes como el de PwC (2024) revelan que la mayoría de las empresas familiares son conscientes de la necesidad de abandonar prácticas obsoletas y adoptar estructuras más formales y eficientes, pero menos de la mitad ha dado pasos sólidos en esa dirección.
La profesionalización implica un análisis profundo de los procesos de la empresa, identificar qué puede ser mejorado y qué debe ser preservado. Según John A. Davis, la clave no está en sustituir a la familia de la dirección, sino en garantizar que la gestión esté orientada al desempeño, con procesos claros y cultura organizacional que favorezca el aprendizaje continuo y el reconocimiento basado en méritos. La profesionalización debe abarcar tanto la contratación y desarrollo de talento como la implementación de buenas prácticas de gobernanza.

Un Consejo de Administración activo y eficiente sigue siendo un elemento vital para las empresas familiares. De acuerdo con el estudio de KPMG (2023), solo la mitad de estas empresas cuenta con uno, lo que pone en riesgo su capacidad de tomar decisiones estratégicas que aseguren su continuidad en el largo plazo.
Finalmente, Deloitte subraya la importancia de implementar manuales de gobierno corporativo para establecer reglas claras, evitar conflictos de interés y asegurar la transparencia en la gestión, aspectos fundamentales para que la profesionalización sea efectiva y sostenible.
Con una adecuada combinación de gobernanza, liderazgo profesional y una visión clara del futuro, las empresas familiares tienen mayores posibilidades de no solo sobrevivir, sino también prosperar en un entorno altamente competitivo.